21 de diciembre de 2011

Los últimos de Filipinas (5ª parte y final)

Acabado el Carnaval me llamaron de infinidad de sitios para que fuésemos a cantar. Tuve que reunir a la gente del coro y explicarles la importancia de este tipo de compromisos, añadiéndoles que de ir a un lugar determinado, tendríamos que acudir a muchas citas y compromisos. El coro decidió no asistir a ningún compromiso y que de alguna manera, cuando me llamasen, explicara que el coro se había deshecho para así de esta forma “no estar todo el verano liado”. Comprendí que muchos de los componentes comprometidos con Quico, solo se habían implicado en el coro con la premisa de acabar el compromiso el mismo Domingo de Piñata. También, por fin me dí cuenta, del porqué los coros de mi coautor y compadre Quico salían un año, triunfaban y desaparecían al siguiente. Nunca creí fuese un buen sistema, al menos para mí como autor y sobre todo como director.

'Los últimos de Filipinas' debutaron en el Falla en el año 1998
 En mis compromisos anteriores como director de coro siempre dejé claro que yo trabajaba de cara al futuro y que necesitaba, al menos, un compromiso de tres años como mínimo si querían que ese coro fuese una realidad y se quedara encajado para los aficionados como un coro más y a tener en cuenta cada año. Así lo hice ver y reclamé a las directivas de la Peña Los Dedócratas y La Salle Viña, cuando me llamaron para dirigir el coro que estas entidades sacaban cada año. Las Directivas son pasajeras y nunca quisieron más compromiso que el éxito de “su” coro ese año solo y exclusivamente. El tiempo ha sido juez de mis razonamientos; Los Dedócratas dejó de tener en su programa de actividades, desde hace algún tiempo, sacar el coro. Directivos que nunca fueron aficionados a nuestra fiesta pretendían triunfar ese año, dándole igual el año siguiente ya que su compromiso como directivo habría acabado. La Salle Viña aún sobrevive, pero persiste en sacar el coro a la calle cada año con la idea de hacer un magnífico coro el año en curso y no pensar en poner cimientos y una buena base para convertir la principal actividad de su entidad en realidad. Han llevado a su nómina de autores y directores del coro a los mejores, en esos momentos disponibles, pero nunca han pensado que un autor de carnaval puede estar caduco y solo le quede el nombre. Lo que en cierto modo ratifica que no es el sistema adecuado y que, de alguna u otra forma, eso es pan para hoy y hambre para mañana.
Respeté el grado de compromiso que cada uno tenía con quien le llamó para Los Ultimos de Filipinas, pero está claro que estos elementos no me servían desde ese Domingo de Piñata para seguir por esta línea de coro. Y como el compromiso era hasta el… pues ahí acabó el compromiso con ellos. Solo quedaron para seguir por esta línea de actuación y estilo los que creí que eran verdaderos aficionados al Tango Gaditano, rompiendo el acuerdo de fichajes que teníamos hasta entonces. A partir de ese momento y hasta estos tiempos en el coro entran, o salen, los que estima el director del grupo que es quien brega diariamente con ellos y sabe el auténtico estado de compromiso de cada uno. Y decidí que quedaran para el siguiente año de estos LOS ULTIMOS DE FILIPINAS: Simón Jiménez, Luis Calderón, Manolín Rodríguez, José Mº y Guille García, Juan Pastrana, José Mª Ogalla, Paco Oliva, Paco Reyes, Sergio Reyes, Fernando Domínguez, Manuel Manzano, José Aranda, Manuel Cabañas, Antonio Carlo, Mahera, Francisco Olmedo, José Alejo y Rafael Pastrana Lorenzo.
LOS ULTIMOS DE FILIPINAS  pasará a la historia por su repertorio y su frescura, pero el asentamiento de las nuevas bases de juego y el tomar las riendas del grupo una solo persona, han hecho posible que el coro sea desde ese 1.998 una auténtica realidad.

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