El año de Los últimos de Filipinas teníamos durante los ensayos, de vez en cuando, hacer un arrocito o una Fideuá. Esta costumbre también la adoptamos en La Cuesta… pero de ese año ya no pasó. Esto de dar de comer a la gente puede que esté bien para algunos, quizás era una forma de destensar los ensayos o de pasarlo bien durante los mismos. Pero amigos, esto era una cosa para estar callados y no vociferarlo por las barras de Cádiz porque ya sabemos cómo es la gente. A modo de anécdota que me contó Jose Aranda: Un amigo suyo que venía con más gente llegó al ensayo de Los últimos de Filipinas y hablando con Jose le dijo que en la calle Zorrilla se había enterado que había un arroz en el ensayo de un coro en el Club Náutico. El mismo amigo le preguntó al gafita Aranda ¿tu qué haces aquí? Y el gafita le respondió del tirón, "no yo no, tú que hace aquí, quien te ha invitado a ti, porque yo salgo en el coro". Que estaba bien la idea, si. Pero se acabó el arroz, la fideuá y María de Arteaga.
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Celebración de una barbacoa en la playa de La Caleta, el año de La Cuesta de Jabonería. |
Yo no he visto más gente en mi vida, gente que no había visto nunca, gente que no le gusta ni los coros, gente que solo venía a mangar. Se acabó para siempre la tontería, aunque reconozco que teniendo a Juan Pastrana y Paco Reyes de cocineros es normal que no sobrara un granito.
Ese año de La cuesta de Jabonería también entró en el coro Guillermo Smith formando tándem de bajos con Perico y que a la hora del vaso nos reíamos con los dos por las ocurrencias de éstos. Guillermo no sé lo que le ocurrió pero se marchó del coro antes que llegara el Falla.
El repertorio dio mucho trabajo en la afinación pero creo que conseguí casi casi lo que quería. El popurrí y la presentación eran fuertes de cantar, había que estar atentos a la respiración porque en caso contrario no terminabas una cuarteta.
El nivel de tangos fue creciendo a medida que los iba haciendo, yo mismo me exigía más y más, buscando críticas que antes nadie hubiera dicho y tratando de darle a las partes fuertes del tango contundencia en letra. Creo que conseguí un nivel de tangos que los demás coros no alcanzarían nunca. De hecho cuando cantamos la primera vez en el Falla, mi compadre que le gusta ir al teatro, hablando con un conocidísimo autor de coros, este le dijo "sí, todo lo que tú quieras Quico, pero ahora hay que traer letra". No sabía lo que traíamos guardado estos gitanos. Bueno pues después de la primera actuación me comentaron algunos aficionados al Carnaval, que la gente corría por los pasillos del Gran Teatro Falla para no perderse la actuación de La cuesta de Jabonería. Creo que no había escuchado eso antes y para mí, que llevaba el peso del repertorio entero, era todo un orgullo escuchar esos piropos.
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Joselito Aranda, El gafita |
Siguiendo con los ensayos reconozco que me enfadaba muchísimo cuando veía a gente en el ensayo, invitados que coartaban un poco a todos y que yo les ponía una mala cara que no quiero ni acordarme. Está claro que yo trabajo de una forma y no quiero a gente en los ensayos dando porculo con el vasito de vino. El ensayo es para trabajar un repertorio, unas músicas que a veces salen y otras no, unos movimientos que van con lo que decimos y sobre todo un comportamiento educado y alegre. Diríase que yo era, y aún todavía, políticamente incorrecto. Pero está claro que uno tenía que ser el malo y otro el bueno. Siempre he dicho que el que quiera escuchar el coro que vaya al Teatro o espere a un Ensayo General.
Y llegaron, después de mucho currar, los Ensayos Generales. Yo hacía los programas de Carnaval entonces en Onda Cero y entrevistando a Juan Carlos Aragón, éste me dijo que no tenía sitio para dar un Ensayo General donde poder sentar a la familia y atenderla debidamente. Después de darle vueltas llamé a Juan Carlos a casa y le ofrecí un ensayo conjunto de su chirigota y el coro. Nada más y nada menos que Los Yesterdays y La cuesta de Jabonería
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